La pasión que alcanza las estrellas
Haruki Murakami escribe en Sputnik, mi amor, una historia de fantasías, viajes físicos y psíquicos, y aventuras en la que los tripulantes son un joven profesor, su íntima amiga y deseada Sumire y la gota que colma el vaso en la novela, Myu, la fantasía lésbica e intelectual de Sumire.
“Desde que murió mi perro, empecé a pasar mucho tiempo encerrado en mi habitación, leyendo. Y es que el mundo de los libros me parecía mucho más real que el mundo que me rodeaba. Allí se abrían paisajes que jamás había visto. Los libros y la música se convirtieron en mis mejores amigos”.
Haruki Murakami cuenta, en Sputnik, mi amor; con unos personajes introvertidos y únicos al igual que en Tokio Blues. En esta historia, un jovencísimo profesor se encuentra en el triangulo amoroso con su mejor amiga Sumire, la cual está enamorada de una mujer llamada Myu.
Todo parece una entretenida novela de amores, pasiones y rarezas juveniles; pulcra, natural y detallada como el autor japonés nos tiene acostumbrados. Hasta que Sumire viaja con Myu a Grecia y ocurre algo que da un giro violento a la trama y la forma de la historia.
El profesor, al que solo se le conoce como K., narra una historia desde una butaca humilde, apenas hablando de sí mismo sino dando protagonismo a Sumire, la persona que realmente llena su vida.
Las influencias que Murakami tiene del director surrealista David Lynch son evidentes en Sputnik, mi amor. El autor japonés juega con la subconciencia de los personajes, clona sus almas, y los emborracha de confusión y extrañeza.
El clímax del libro se encuentra realmente en el nudo, durante el suceso de Grecia, porque el desenlace da la sensación de que a Murakami le faltaron páginas, o la imaginación perdió su llama cuando más la necesitaba.
Es sobre todo una novela que invita a la reflexión sobre como llegar a las personas, a sus pasiones, a los rincones más ocultos, los traumas y las razones de algunos de sus comportamientos, a veces inexplicables.
2 comentarios:
Este en concreto no lo he leído. Escritor japonés que fascina a dos de mis mejores amigos y que, sin embargo, yo no acabo de cogerle el truco. Empecé por Tokyo Blues, que con un arranque increíble, poco a poco, fue perdiendo fuerza y al final era un tímido lamento. Deprimente y asfixiante.
La caza del carnero salvaje, como segundo intento, mejoró y MUCHO mis impresiones, con algunos momentos brillantes y personajes increíbles. Pero tampoco, la parte final lo destroza todo…
http://tartarugamxica.blogspot.com/2007/12/libro-la-caza-del-carnero-salvaje.html
Y hace unos meses vi una peli basada en uno de sus relatos:
Tony Takitani
http://tartarugamxica.blogspot.com/2008/12/tony-takitani-charada-elizabeth.html
De momento, me rindo.
Él estuvo hace un par de semanas en Santiago recogiendo un premio y El País Semanal publicó una entrevista bastante interesante.
Mis libros triunfan en el caos. (5 – IV – 09)
http://www.elpais.com/articulo/portada/libros/triunfan/caos/elpepusoceps/20090405elpepspor_6/Tes
Bicos
Yo creo que lo mejor que tiene este hombre es su escritura, que se hace amena, sus personajes y la manera en la que describe lo cotidiano.
La peli la vi al poco de leer tu post. Me gustó mucho porque llegué a sentir esa tristeza y soledad. Pero el ritmo de la película era el más lento al que jamás me he enfrentado nunca.
Yo le volvería a leer, pero Murakami no es mi próximo destino...
Me encanta que no dejemos de coincidir en lo que leemos/escuchamos/vemos. Es un lujo contar con otro punto de vista como el tuyo de verdad...
Muakk!
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