lunes, 20 de abril de 2009

A Woman A Man Walked By [P J Harvey & John Parish]


Polly y su sombra


PJ Harvey, acompañada de su viejo amigo y compañero musical John Parish, vuelve con un disco que trae lo mejor de ella, lo definitivo. Un puñetazo en la mesa que recuerda quien es la reina en el reino de divas indie y música sombría. Un disco superlativo hecho en compañía para escucharlo en soledad.


Más de 20 años de amistad y de vínculo musical son los que P J Harvey y John Parish comparten. Hace 13 años que sacaron su primer trabajo que firmaron conjuntamente, Dance Hall at Louse Point. Pero Parish siempre ha estado ahí, en la sombra, observando los movimientos de Harvey, ayudándola a producir sus discos, a encontrar su sonido. No siempre juntos en el estudio pero siempre cogidos de la mano, ahora vuelven con la edición de un disco magnífico que pone los pelos de punta. Brutal simbiosis de guitarras, bajo y batería.


Un CD que abre con una canción como Black Hearted Love ya es un disco a tener en cuenta, que no te deja impasible. Es eléctrico, es un alambre sentimental que te parte en dos, es uno de los mejores temas que Polly Jean Harvey ha hecho últimamente.


Es un pez en el agua con la música que hace. Con Sixteen, Fifteen, Fourteen saca un tema juguetón, pillo y folclore. Se deja caer en la oscuridad infinita con Leaving California, donde mama de su sonido sombrío, fruto del bosque entre nieblas que PJ visita para hacer sus canciones. Un bosque donde los sentimientos son tan profundos que queman, duelen como heridas internas. The Chair es un llanto, el preocupante aullido de una mujer que ha perdido a su hijo.


En la oda al mes de abril, April, Harvey vuelve a demostrar su amplio registro de voces, pasando de una voz vieja y demacrada a un canto de pena y nostalgia. Pero este no es un álbum 100% lagrimas y rendiciones. Polly se levanta con rabia en A Woman A Man Walked By/The Crow Knows Where All The Little Children Go. Su voz parece estar plagada de fantasmas, de rabia contenida. Soberbio y de escucha necesaria.


The Soldier el dolor ajeno. Una pequeña guitarra, un tímido piano, y la voz de PJ, dolorida como el cuerpo y la mente de un soldado al que nadie apenas le importa.

Con Pig Will Not, Harvey se pega una gran pataleta y canta una vez más con rabia, resignación, gritos que rompen las ganancias, e incluso ladridos.


Passionless, Pointless es un paseo nocturno por las calles de Stories From The City, Stories From The Sea, disco con el que PJ Harvey cosechó el mayor éxito. Es preciosa, dulce, también algo sombría para no desentonar con el álbum, delicada y sensible. Son las últimas lágrimas de un llanto por la pasión. Otra maravilla más para escuchar alto, a oscuras mientras que ves como todo pasa a cámara lenta. Esta canción es una de las mejores experiencias del disco.


Cracks In The Canvas recuerda a Is That All There Is? del Dance Hall…, por ser un relato hablado sigilosamente acompañado por una música tranquila y pacífica.


PJ Harvey vuelve con todo. Con su sombra, su rabia, su pasión, su voz múltiple, y con unas canciones que parece imposible olvidar.


No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...