sábado, 27 de junio de 2015

MULAFEST 2015, viernes 26 de junio, RHYE+JON HOPKINS [CRÓNICA]



Utopía urbana fetiche

Mulafest logra crear un microuniverso de la cultura urbana y se pone más serio en su cartel musical con fetiches sonoros como Rhye y Jon Hopkins para convertirse en una referencia de peso en los festivales de verano.

El atractivo de un festival depende o bien de las actividades y el entorno que ofrece o del cartel de artistas que lleve bajo el brazo. Si solamente aciertan con lo primero, al menos tendrán un público que irá a divertirse, pero si encima cuentan con una buena apuesta musical el resultado es redondo. Mulafest no es un festival de grandes cabezas de cartel pero sí que cuenta con fetiches y rarezas que le convierten en un evento de obligado cumplimiento si no quieres pasar la oportunidad de ver a artistas que posiblemente nunca vuelvan a nuestro país. Ese es el caso de Rhye, una tentación imposible que aterrizó anoche en el IFEMA para seducir a los asistentes con el soul y la sensibilidad de una banda cuyo cantante sigue confundiendo a los que le ven por primera vez, “creía que era una tía, te lo juro”, afirmaba una de las asistentes.

La diferencia entre los dos escenarios fue descomunal, especialmente cuando aterrizó Jon Hopkins al Desperados haciendo retumbar todos los sentidos de los asistentes y dejando el Coca-Cola con la actuación de Manu Vulcano prácticamente desértica (con arena incluida), en parte quizás por las dificultades de acceso entre una zona y otra, ya que los asistentes debían mostrar el contenido de sus mochilas y pasar la pulsera por el lector cada vez que querían cambiar de escenario. Hopkins le regaló al público un sample de Life in Technicolor, una de las canciones que ha producido para la banda Coldplay, y completó el lleno deseado para calentar motores ante lo que estaba por llegar. Atica divirtieron a los presentes sustituyendo a una nueva cancelación de Klangkarussell en nuestro país que empieza a acabar con la paciencia de sus fans. 

Exhibiciones de bólidos y motos customizadas, salón de tatuajes donde grandes artistas de la tinta te dibujaban lo que quisieras en la piel, body-painting, graffiti, danza aérea, break dance, beat-box, voley playa, una interesante y variada apuesta gastronómica, y malabares con fuego en un recinto en el que la gente se movía en patines, bicis y skate. Una utopía urbana trasladada a un microuniverso que Mulafest ha logrado diseñar en pleno IFEMA aprovechando todos los recursos del espacio e inventándose lo que les falta. El sistema de pago es realmente innovador, ya que en la pulsera del festival los asistentes tienen su entrada al recinto y el monedero electrónico para comprar todo lo que necesiten en los puestos de comida, bebida, ropa y accesorios.

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