¡La máquina está viva!
Yeasayer realiza una transfusión
completa de sangre entre hombre y máquina en uno de los discos más
esperados del año. Una fantasía que conlleva una obsesión.
Es habitual que durante el último
cuatrimestre del año salgan los mejores discos de la temporada. Ya
sea para ayudar a la gente con sus nuevos cursos y trabajos, para
aprovechar el tirón de las navidades o calentar los músculos que se
enfrían con la muerte del verano.
El tercer disco de Yeasayer era de los
más esperados a escala mundial. Odd Blood fue
el disco del 2010 para muchos críticos, audiencia y, ojo, músicos
también. Las expectativas eran altas, y la banda de Brooklyn
aumentaba la ansiedad en la espera presentando dos de los diez temas
temas de su disco por televisión e Internet.
'Henrietta'
es una obra maestra del romanticismo futurista en la que la línea
del bajo solamente encuentra competidor en los sintetizadores; y
'Longevity' es un relato sofisticado de belleza asiática y ritmos
que se engancha como redes de pescar.
Yeasayer
obsesiona. Entre el tumulto de sonidos, ya sea que cante el indio
Anand Wilder en la sensual 'Blue Paper' o sea Chris Keating el que
realice el encantamiento con la dulce 'Fingers Never Bleed', el
ritual logra su objetivo y vuelves a su música como una rata
hambrienta en una ciudad pos-apocalíptica.
La
sobredosis la sufrirás con 'Devil and the Deed', y cuanto más alta
la pongas, más incrustada se quedará en tu pobre cerebro. Ese que
se negaba a enviar señales al cuerpo para que se pusiera a bailar,
ahora funciona descontrolado sumergido en esta audio-fantasía.
Los
chicos de Yeasayer se entregan cuerpo y alma a la máquina hasta
mutar a un hombre biónico. Mientras este proceso se completa
aparece en escena el robot funky de 'No Bones', y la banda nos
presta un último baile con 'Reagan's Skeleton', en la que su sonido se
presta a un tema que bien podría estar firmado por los Scissor
Sisters.
Otro
de los efectos secundarios de esta transformación de hombre-máquina
es la ilusión de las serpientes en 'Demon Road', en la que podemos
volver a oír los sonidos étnicos que caracterizan a Yeasayer desde
el primer disco. Wilder reivindica el micro de nuevo en 'Damaged
Goods' con una balada techno-pop con la que Fragrant World llega a su
anochecer.
El
dominio de estos músicos en la transición de instrumentos
tradicionales a electrónicos es absoluto. Tomaremos al espécimen de
'Folk Hero Shtick' como ejemplo y la manera en la que el bajo de
guitarra se transforma en un potente láser electrónico que hace que
todo retumbe.
Llega
el último tema, 'Glass of the Microscope', en el que a Yeasayer le
brillan los ojos como cristales. Es ese instante de mirarle y decidirte si debes entregarte a él definitivamente.
Si resistes el encanto de esta última, honesta y lacrimosa mirada podrás tirar
este álbum a la papelera y pensar que todo fue una extraña pesadilla. Si caes, tendrás en Fragrant World un nuevo
mundo que visitar, pero a la vez un lugar en el que ya has estado
antes, quizás durante aquellos días de un futuro pasado.
Tracklist
1.
Fingers Never Bleed
2.
Longevity
3.
Blue Paper
4.
Henrietta
5.
Devil and the Deed
6. No
Bones
7.
Reagan's Skeleton
8.
Demon Road
9.
Damaged Goods
10.
Folk Hero Shtick
11.
Glass of the Microscope
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