viernes, 10 de diciembre de 2010

Tron: Legacy (2010)

Techno-gráficos motorizados

Retorno al cine pionero en efectos especiales. Tron: Legacy es la secuela, 28 años después, de una película que marcó un hito en el cine. Aventurera, frenética y fiel a su estilo, Tron vuelve a romper con su ingeniosa utilización de gráficos por ordenador.

El trance y techno pop ochentero retumban mientras las motos y vehículos aceleran el motor de Tron: Legacy (2010, Joseph Kosinski), una película que cumple con la trama, los efectos especiales por ordenador y el reparto, seas fan o no de la saga.

Disney puede presumir de contar con Tron (1982, Steven Lisberger) en su videoteca ya que éste film supuso un gigante paso hacia delante en lo que a computación gráfica de efectos especiales se refiere. A pesar de que Tron: Legacy tira del ‘croma key’, da la impresión de que los protagonistas pasean, corren, pilotan y saltan por un escenario real. Es elegante y futurista, una cinta donde las luces de neón y la oscuridad absoluta combinan a la perfección.

Pero los ‘gráficos’ no solamente cubren escenarios, armas, vehículos o armaduras. ¿Cómo volver a sacar a escena a aquel Jeff Bridges joven cuando ya han pasado casi 30 por encima del actor? Gran idea: Crear una versión por ordenador a imagen y semejanza del joven Bridges. Con lo último en tecnología de captura de movimiento y unos excelentes y realistas resultados en la apariencia del personaje, los creadores de Tron vuelven a reinventar el cine: Se acabó el problema de que ‘el actor es demasiado viejo para otra película de acción’. ¿Veremos así a Harrison Ford de Indiana Jones dentro de 20 años? ¿O a Sylvester Stallone ‘actuando’ como Rambo y Rocky en el mismo año?

La trama de Tron es intensa, profunda y sin abusar de relleno. A pesar de durar más de dos horas, hay mucho que contar desde la anterior entrega y sus personajes dan de sí hasta el final. Recurre al ‘hijo del héroe’ para conectar con el público joven, pero Garrett Hedlund no se queda en el típico americano rubio guaperas y charlatán, apunta más alto y encaja su personaje con el difícil protagonismo compartido que supone hacer pareja con Jeff Bridges.

No falta nada en este legado de Tron. Hasta Bridges parece sacar de vez en cuando a ‘El Notas’, su personaje más querido en el mundo del cine (El Gran Lebowski, 1998). Quizás falte un David Bowie, que siempre encaja en esta psicodelia futurista, pero eso no nos deja atrás en este hipersónico viaje en moto al cibernético entorno de La Red. El retorno al mundo de los juegos arcade, los sintetizadores y las entrañas de un mundo virtual. 

Vuelve a colear con gracia el cine futurista, en esta ocasión apoyado en una película estandarte su género y época dorada

1 comentario:

Bones dijo...

Tengo mis duditas con respecto a esta película, pues la primera no me enamoró. Aunque creo que tu reseña me ha animado un poco más a verla.

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