Dios, inmigración y burocracia
25 países de la Unión Europea. Todos con el mismo tiempo y presupuesto. El único requisito era hablar de la Europa de ahora, olvidar el pasado y no inventarse un futuro lejano. ¿Política? Por supuesto ¿Social? Claro.
El conjunto de esta producción danesa parece más bien un festival de cortos con los que Canal + nos solía deleitar antes de llenar su programación de tripitidas películas y series. Y es que aunque la mayoría de los cineastas juegan un poco a la sociología y teología, la manera de dirigir, grabar, expresar y contar es totalmente diferente en cada uno de los cortos.
Algunos pecan de predecibles, como el rollo gótico-musical de Alemania, o las creencias religiosas en Polonia o Eslovaquia. Otros se centran en la estética y dejan el mensaje como algo secundario, como Dinamarca, mientras que otros se limitan a tirar de un monólogo-meeting sobre la inmigración como Irlanda. Los problemas de contaminación, adaptación social y la burocracia son las mayores críticas que se lleva la nueva Europa ante los ojos de sus cineastas en esta película. A veces tan real como un cadáver en las costas portuguesas, o tan figurado como varias personas desnudas compartiendo una estrecha ducha con las banderas de sus países pintadas en sus cuerpos. Pero nadie termina de lanzar un mensaje positivo para la Unión, sino una pregunta al aire: ¿Es esto posible?.
El corto español, de Miguel Hermoso, es el que cierra este popurrí europeo con la visión más optimista de la nueva Europa.
Más abajo, el visual corto de Lituania. ¿Qué tiene que ver con Europa?
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