Frutos y flores del desierto
Soundgarden y Offspring fueron los más fértiles en el
auditorio más parecido a un parking en mitad del Sahara que he visto en mi vida
La organización del festival quiso huir de la polvareda de
la edición anterior y localizar el evento en el Auditorio John Lennon. El lugar
no tenía mucho de auditorio, sí era más bien una explanada de asfalto lleno de
polvo y gravilla, con puntos de cambio de divisas (para comprar en la mayoría
de puestos necesitabas la moneda del festival que eran billetes a lo Monopoli y
púas de guitarra) y la zona a pie del escenario grande vallada porque allí
sólo podían entrar los ajenos a la crisis económica (así estaba de deshabitado).
Pero allí estaba la gente. Un público que mezclaba a los que
eran más heavis que cagar cadenas con los que parecían clones del cantante de
Limp Bizkit y aquellos cercanos a los 40 años que por razones de estética laboral vestían de un modo ‘a-personal’. Mientras un chico se desmayaba junto a
la barra de perritos calientes, el público iba llenando el escenario principal
a medida que al sol se le pasaba el cabreo.
Arrancó la nostalgia noventera MTV con Fred Durst y sus
desiguales. Limp Bizkit salió al escenario con su líder aplaudido por algunos
mientras mostraba protocolariamente su dedo índice a la audiencia. Con frases
como “vamos a ver si le tiramos unas piedras al subnormal éste” parte del
público fijaba la vista al escenario como el que se traga Corazón Corazón para
no perderse los titulares de los informativos. Pero fue precisamente la audiencia la que salvó la actuación. Primero fue un joven canario al que invitaron a cantar una
canción llegando a eclipsar al propio Durst y llevándose la mejor ovación del
público y luego la invasión consentida de chicas al escenario cuando tocaron
'Faith', con topless incluido de la que venía con Limp Bizkit.
Los parones entre canción y canción eran soporíferos y
provocaron la pitada de una gran parte del público. Es una banda que vivió y
murió en su época pero que pretende resurgir como muertos vivientes pero lo más
cercano a lo que llegan es el aterrador/ridículo disfraz de pesadilla nipona que lucía el
guitarra Wes Borland.
La lentitud y
desgana de Limp Bizkit se sustituyó por la rapidez y ganas de fiesta de
Offspring. Vale, están mayores y estáticos, pero dieron un buen espectáculo y
calentaron la noche con sus clásicos reencuentros con el surf punk que tanto
repiten en sus canciones.
Al entrar la
medianoche el público mutó. Pasó de estar lleno de jóvenes que disfrutan más
un porro y los moratones de los ‘moshing’ que se suelen formar en este tipo de
conciertos a dejar paso a una audiencia más pureta y tranquila de catadores de
sonidos con la salida del cabeza de cartel Soundgarden.
Esa fue la actuación
de una de las bandas emblemáticas del grunge de Seattle: Una actuación
niquelada, un viaje en el tiempo a los noventa, el abrazo más amistoso entre
ruido y melodía. Las expectativas suben cuando el líder de la banda ha sido el
estandarte de dos de los grupos más representativos de sus respectivas
generaciones: Audioslave y la reunida Soundgarden.
Estaban los cuatro
en forma, y a pesar de que abrieron con un bajo volumen con ‘Searching With My
Good Eye Closed’, tardaron un minuto en florecer los sonidos que traían para su jardín sonoro. Yo he visto y oído como tocaba Chris Cornell ‘Spoonman’, uno
de los temas más sonados de la banda, con Audioslave y cuando la escuchas a los
brazos de su banda madre original es otra cosa. Con canciones
como ésta, la frenética ‘Jesus Christ Pose’ y ‘Ugly Truth’ el
batería Matt Cameron estuvo a un nivel inmenso hasta ser poseído por su
instrumento. Chris Cornell fascinaba con sus picos de voz a un público que se
caracteriza por ser muy crítico con los gritos agudos de los cantantes en este
tipo de festivales.
Fue una actuación
para dejarse llevar mientras tu cabeza ondea y la distorsión emborrona tu
percepción. Soundgarden es una banda de sonidos sombríos pero con un carácter
que lejos de estar arrinconado y tener a todos sus miembros mirando al suelo o
con cara de mala hostia, conecta con simpatía con el público de la mano de un
líder carismático como ninguno que se apellida Cornell.
El paladar de la
cata supo apreciar mejor los temas de su mejor disco, Superunknown y así lo
confirmaron joyas como la rebosante ‘My Wave’, el elegante relato grunge de ‘Fell
On Black Days’ y la impecable ‘The Day I Tried To Live’, que sonaron hasta
mejor que la obligada ‘Black Hole Sun’, también proveniente de su disco más
sonado.
Se despidieron con
su última creación, 'Live To Rise', y la tambaleante ‘Slaves and Bulldozers’ que
terminó con la tradicional pegada de ruido como traca final para despedir una
actuación redonda de una formación que sigue muy viva en directo y con la
imaginativa de crear nuevos temas.
Larga vida y
fertilidad al jardín del sonido.
Lugar 2.5 Elige: Centro de la pista con empujones, codazos,
baños de cerveza y sonido aceptable o escorado a los laterales donde el sonido
es una broma pero conoces gente tranquila y aburrida que da la espalda al
escenario.
Público 2.5 Leer el comentario
anterior referido a ‘lugar’.
Setlist
1. Searching With My Good Eye Closed
2. Spoonman
3. Jesus Christ Pose
4. Gun
5. Blow Up The Outside World
6. Fell On Black Days
7. Ugly Truth
8. Hunted Down
2. Spoonman
3. Jesus Christ Pose
4. Gun
5. Blow Up The Outside World
6. Fell On Black Days
7. Ugly Truth
8. Hunted Down
9. My Wave
10. The Day I Tried To Live
11. Outshined
12. Rusty Cage
13. Black Hole Sun
14. Live to Rise
15. Slaves and Bulldozers
10. The Day I Tried To Live
11. Outshined
12. Rusty Cage
13. Black Hole Sun
14. Live to Rise
15. Slaves and Bulldozers
2 comentarios:
QUE YO NO IBa CON LIMP BIZKIT HOMBRE!! si soy de cádiz, ya quisiera yo.
Si es así, deberían invitarte a todas sus giras ;)
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