Crueldad tolerable
Una obra de exquisita interpretación donde 5 actores provenientes de diferentes generaciones (Naomi Watts, Tim Roth, Michael Pitt, Brady Corbet y el joven Devon Gearhart) bordan un ‘remake’ del film de terror y suspense austriaca Funny Games 13 años después.
Sociedad, familia, estudios, situación económica… si alguien esta bien posicionado en todas estas categorías, difícilmente será sospechoso de asesinato. Funny Games quiere reírse de manera cruel sobre esta idea que se afinca en la mayoría de las personas que juzgan a un extraño por primera vez.
Una casita junto al campo rodeada de lagos y naturaleza. Un lugar tranquilo donde desconectar de todo y relajarse. Dos chicos extremadamente educados que se presentan en la casa de la familia Farber terminan complicando la situación de manera tan insospechada como cruel. Paul (Michael Pitt) y Peter (Brady Corbet) se divierten jugando, humillando y torturando a la familia, como apenas tiempo para la censura a lo largo de la cinta. Es una familia feliz y 'normal' contra un par de chicos perversos depravados y locos, pero, ¿quienes son los malos realmente? Parece fácil la respuesta pero la moralidad desaparece en el transcurso de la historia, y esos tres miembros de la familia que tanto sufre bien podrían ser las personas que más odiamos y entonces aplaudiríamos aquellos actos a sangre fría que la pareja de niños bien les hacen pasar.
El film es de pasos lentos, de tal manera que la tortura sabe más agónica y donde los actores aguantan su sentimiento de perdida constante durante la historia. Esta es la típica película que serviría de excusa a la hora de explicar las razones de porque un chico de 19 años mató a su familia. Sería un comodín fácil para aquellos que se hartan de investigar las razones por las que esa persona cometió ese asesinato sin una clara razón. En los tiempos en los que la violencia es cada vez más aceptada en el cine, la justificación parece ser perfecta. Yo os invito a que miréis más allá, que no os sintáis depravados si os reís con una escena ya que no debemos nunca olvidar que esto es ficción, ya que meterse en la película no siempre implica pasar esa barrera de realidad/ficción. A aquel que le encante esta película que no piense que se va a convertir en un asesino cruel y sin razón aparente, y a aquel que le invite a salir de la sala antes de finalizar el encuentro cinematográfico, que se mire eso, porque a estas alturas del siglo XXI es absurdo escandalizarse por un film que tiene más de mensaje que de depravado, para eso ya tenemos la realidad ahí fuera, siempre mucho más cruel y sin ningún tipo de justificación aparente.
1 comentario:
Tomo nota de la recomendación. Me ha hecho gracia eso de que no nos convertiremos en psicópatas. Me recuerda cuando en el cole (de curas) no me dejaron leer San Manuel Bueno Mártir.
Saludos
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