Amor friki
El amor puede ser como un videojuego. Adaptación al cine del fantástico cómic canadiense ‘Scott Pilgrim’, en el que un chico debe luchar contra los siete ex de su amor definitivo. Todo un tributo a la cultura popular actual.
A veces vemos la vida como una película. También como un cómic. Pero aquellos que han vivido vidas alternativas en los videojuegos también verán que es posible vivirla como un videojuego. Es el caso de Scott y sus amigos, un grupo de veinteañeros que disfruta de la música cañera, los cómics, videojuegos y películas de artes marciales.
El canadiense Bryan Lee O'Malley supo captar en el 2004 esa cultura popular latente en la sociedad contemporánea. Son los chicos que hablan sobre subir de nivel, combo de golpes o poderes mutantes en un mundo 'friki', de culto al la viñeta, el videojuego japonés y el rock rápido y desenfadado.
Pero el amor es amor. Cuando Pilgrim se enamora, entra en un nuevo nivel del videojuego de su vida. Ha de enfrentarse a los siete malvados ex de Ramona, la chica de la que está obsesionado. Los gags, las referencias a la cultura popular y la manera de enlazar escenas hacen de esta película una noble adaptación de la novela gráfica y un cine que da vida al cómic manga y los videojuegos de lucha.
De los principales productos que han aparecido de la obra de O’Malley, el cómic ocuparía sin duda el primer puesto, seguido del reciente videojuego disponible en las nuevas plataformas y en tercer lugar la película, no por floja, si no por no alcanzar el grado de entretenimiento de la novela gráfica o el juego.
Michael Cera queda ‘salao’ en la piel de Scott Pilgrim, y el resto del reparto cumple con la careta que le toca a cada uno pero destacaría a Mark Webber y Kieran Culkin en el lado de los buenos por encajar de lleno en sus papeles y a Chris Evans en el lado de los malos por ser el menos forzado en interpretación y coreografía de todos los villanos de la liga de los ex diabólicos.
Curiosamente la mejor batalla no es la del final contra Gideon (Jason Schwartzman) que se hace demasiado larga, si no la que enfrenta a Pilgrim contra Todd (Brandon Routh), por divertida, intensa y tener una resolución inesperada y chispeante.
Una apuesta original apoyada en una genialidad de cómic de seis tomos altamente recomendable.
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