lunes, 13 de octubre de 2008
Tideland (2005)
Fantasía e imaginación en un mundo putrefacto
El mundo de Jeliza-Rose está marcado por la convivencia de sus padres, unos yonquis con poco más remedio que la muerte. Terry Gilliam es el director y guionista de una obra de miedo, asco…pero esta vez el protagonista no es un periodista drogadicto en las Vegas sino una niña que idolatra y convierte en cuento todo lo que acontece a su alrededor.
Terry Gilliam es un genio creador de fantásticos mundos que cuando nos adentramos en ellos saben, huelen y suenan como T. Gilliam. Es esa banda sonora propia de una gran película, son esos personajes impulsivos e impredecibles como aquel Baron de Munchausen o Raoul Duke en Miedo y Asco en las Vegas; y el surrealismo de sus escenas y escenarios. Con la joven pero no escasa en talento Jodelle Ferland, Gillian prueba con una historia protagonizada por una menor en un mundo crudo pensado, en principio, solo para adultos. La actriz canadiense venía ya de un camino de films de terror para cuando llegó al rodaje Tideland. Esta chica de 14 años consigue transmitir mucho con su expresividad y gestos faciales. El trabajo de Ferland en el papel de Jeliza-Rose durante 2 horas de película es un reto que ha sabido soportar y lograr hacer de Tideland su película: la trama gira en torno a ella y los personajes, hagan lo que hagan, se ven violentamente trastornados por la aparición de esta pequeña protagonista en sus historias.
Los actores que rodean al mundo que experimenta y vive Jeliza-Rose son, la nominada al oscar por Disparos Sobre Broadway, Jennifer Tilly como la madre de Jeliza; o Jeff Bridges, que ya haría de toxicómano en El Rey Pescador a los mandos de Gilliam, que juega el papel del padre de la criatura. Sin embargo, el rol de estos personajes es de mera presentación y para explicar el contexto familiar de la chica, ya que a los pocos minutos de la película estos abandonan su trabajo como actores para formar parte del pasado y espiritu de Jeliza-Rose. Son Janet McTeer y Brendan Fletcher los que realmente dan que hablar en el film. La primera es Dell, una mujer que vive cerca de la casa en el campo donde el padre de Jeliza y ella se mudan. El segundo es Dickens, el hermano pequeño de Dell, que sufre problemas mentales y vive también en su propio mundo como cada uno de los personajes de esta siniestra historia. Jeliza-Rose interactuará con todos ellos, sufrirá y reirá con estos y vivirá y verá cosas que hasta su amplia imaginación se ve infectada y superada por las mismas. Las amigas de la pequeña niña son unas harapientas cabezas de barbie que la aconsejan y “siguen” en sus diferentes expediciones y encuentros durante el film.
Tideland es un cuento para adultos. Es un mundo terrible, que visto desde los ojos de una niña pequeña y soñadora, parece podrido pero no huele a podrido ya que es Jeliza la que se mueve por estos días de cruda realidad y traumas familiares, endulzando su alrededor. Terry Gilliam vio en la novela Tideland escrita por el americano Match Cullin, “un híbrido moderno entre Psicosis y Alicia en el País de las Maravillas”, describía el cineasta. Es un análisis psicológico de lo compleja, estupida, y complicada que puede llegar a ser la mente humana, así como la esperanza de que a esta se la puede alentar con poca cosa y una brillante imaginación.
Jeliza-Rose es una chica que prepara el chute a sus padres mientras sueña con viajar a tierras noruegas. Ella es una mente maravillosa escudada por una magnifica imaginación que la intenta proteger del horror, pánico y vísceras que su propia vida le trae ante sus ojos.
Jeliza-Rose a sus cabezas de Barbie: “Dormid…pequeñas mías. Dormid. Soñar…con trenes…llenos de helados. Y con hombres, ancianos, bailando con osos."
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