“Maravilloso”
Es esta palabra, pronunciada por Chris Martin el domingo en el Palacio de los Deportes, la que define una noche gloriosa para los muy señores míos de Coldplay.
Con ese adjetivo el líder de la banda se refería a la actitud del público presente en el concierto madrileño, ya que según su juicio, tras los últimos cientos de conciertos realizados alrededor del mundo, los que aquella noche disfrutaron y siguieron el concierto con toda su alma están, “en la cima del ranking de las mejores audiencias, el número uno”. Pero bueno empecemos por el principio como en toda gran historia.
Tras la llegada de Albert Hammond JR (guitarrista de los Strokes y telonero de Coldplay en su gira europea) la pista fue alcanzando su lleno, algo predecible cuando las entradas se agotaron en poco más de tres días. El californiano dejó claro que a partir de ese momento los allí presentes solo oirían buena música. Tres guitarras, más un bajo y una batería aporta mucha potencia al asunto, y más cuando Hammond traía con él una banda que le igualaba en tablas. Casi sin parar, el estadounidense convino canción tras canción, todas ellas con una gran energía positiva y un sonido envidiable. Con ello y su simpatía, hizo las veces de un delicioso entrante para luego pasar al plato fuerte.
Con casi perfecta puntualidad, aparecieron tras un telón negro transparente entonando el tema introductoria de su último álbum Viva la Vida or Death and All His Friends: Life in Technicolor. El telón tiró para arriba para poder ver el Delacroix, que hace de portada en el disco, en dimensiones impresionantes como fondo de escenario y Coldplay tiró de primer single de su último trabajo con la canción de alma de blues Violet Hill. A partir de este momento el concierto tomo un ritmo ascendente en calidad, entrega, diversión, belleza y grandes hits.
Se abrió paso Clocks para deleitar al 100% de aforo en el Palacio de los Deportes, lleno hasta la bandera. Las luces láser que no pueden faltar ya junto con este tema iban absorbiendo cada vez más a la audiencia hacia el placer musical que en el escenario se ofrecía. Otro gran single de su segundo LP, In My Place, mantuvo el ritmo de un inicio de concierto frenético y lleno de éxtasis. Speed Of Sound quedó de lujo, y tras este tema ideal en vivo Coldplay se apresuró en volver a su último disco con Cemeteries Of London. El público estaba absolutamente conectado con Coldplay mediante Chris Martin, que se volvía loco cuando sentía que la mayoría le seguían en su “singing laaaaa laralaaaaala leeeeee” gritando “seguidme joder” con una gran sonrisa y un simpático español. No tardaron apenas en ponerse los guitarras en fila (Martin, Buckland y Berryman con su bajo) frente al escenario para enchufar la genial semi instrumental Chinese Sep Chant que se esconde en su último disco. Acogedora fue 42, que terminó estallando con toda la banda, un tema que valdría como cierre si esto no hubiera hecho más que empezar.
Fix You es una rampa de emociones de la que no puedes escapar te chifle Coldplay o no. Aunque esta vez no utilizaron el recurso de la bombilla que Chris Martin solía bambolear en la catarsis de esta gran canción, esta joya escaló cada peldaño del Palacio de los Deportes para poner a todos en pié. Strawberry Swing, volviendo al Viva la Vida, sonó delicada y pulcra, otra inyección de la música positiva que Coldplay sabe crear.
Coldplay llegó a una nueva fase del concierto donde decidieron experimentar. Todos ellos se fueron a una de las pasarelas que salían de los laterales del escenario y se introducían en la gran masa de los asistentes para interpretar una versión tecno (si, tecno) de God Put A Smile Upon Your Face y Talk, matando así dos pájaros de un tiro. Aunque con poco más de una batería electrónica estos temas no suenen ni la mitad de contundentes, aprecio que los grupos de vez en cuando hagan este tipo de cosas que hagan una gira única, un atrevimiento que deja una marca en su actuación y que normalmente nadie olvida. Pero como para gustos están los colores, actos seguido le plantaron el piano a Chris Martin en esa misma estrecha plataforma para interpretar el solito The Hardest Part, que sonó con tintes más románticos y profundos de la que esta suele disfrutar. Tras enlazar este tema a una pieza a piano que se sacó Martin de la manga, no le dio tiempo a girarse para volver al escenario cuando se abrió la gran esperada de la noche: Viva la Vida. Los fans y no tan fans no pararon de corear ese “oooooOOOHH oooh ooooh ooooh” incluso habiendo finalizado la canción. Fue un momento absoluto de simbiosis entre público, Coldplay, violines (pregrabados, eso sí), campanas y percusión. Es este último elemento el que se hizo protagonista en el tema que seguía, Lost!, donde Guy Berryman acompañó a Will Champion para conseguir esa base de drums que levantaron las palmas y cuerpos en el estadio.
Y de repente se desvanecen. Coldplay desapareció. La gente esperaba que se tomasen un breve descanso y volverían a ese escenario pero no lo hicieron. Al instante de su desaparición unos gritos y vítores desde el fondo del pabellón, los focos siguen la jugada, son ellos. Coldplay, en cuestión de segundos, se colocó al fondo a la derecha (visto desde el escenario) en medio de las gradas armados de guitarras acústicas, armónica y otros elementos para hacer una versión Unplugged de The Scientist. Absolutamente emocionante. Chris Martin, como gran bromista y show man que es, cantaba junto su armonica “no hablo español, no hablo español” en tono de blues que arrancó las sonrisas en el pabellón. Esta sensación positiva y de buen rollo en el aire fue acompañada por Death Will Never Conquer, interpretada por el propio batería Will Champion, gran amante del folk como se pudo apreciar en los tonos de la canción.
Volvieron a desaparecer. El ánimo que arropaba a los afortunados que lograron una de las entradas más cotizadas este año en la capital española había alcanzado la cima de “esto no puede ir mejor”. Mientras los asistentes esperaban el retorno de sus (aunque fuera por aquella noche) ídolos, éstos no paraban de cantar, vitorear y expresar de la manera más clara el concepto VIVA LA VIDA que los Coldplay lograron transmitir en la noche. Viva la vida, en una versión de remix electrónico, sonaba de fondo durante la espera, hasta que no tardaron en aparecer y hacer detonar Politik y así mantener la pasión que brotaba de la superficie. Y entonces pasó lo inevitable: que las flores que fue cogiendo color durante todo el concierto finalmente se abrieron con Lovers In Japan. La puesta en escena que acompañaba a este precioso homenaje al amor: imágenes de películas en blanco y negro daban el perfecto contraste para las miles de mariposas de colores que cayeron de lo más alto del pabellón. Esta lluvia de colores, con uno de los temas de mayor carisma creados últimamente por Coldplay, resumían en 3 minutos lo que significó esa noche para muchos: Viva la vida.
No hay vida sin muerte, por lo que Martin, una vez más esforzándose para introducir en español el próximo tema a tocar, hace irrumpir en escena a uno de los temas más tiernos y agradables del último disco, Death and All His Friends. Este es un dulce adiós que subraya la gran gesta de Coldplay en la noche de convertir la música en felicidad, asombro y entusiasmo. Fue en este tema donde se vio, como durante todo el concierto, la unión de la banda, ya que el final de esta joya pone a los cuatro ingleses a cantar, aportando una gran positividad en el escenario. Y hablando de buen rollo, nada mejor que terminar la hazaña que una Yellow como cierre final, un broche resplandeciente que congeló en un instante todas las sonrisas y buenas vibraciones recogidas en el Palacio.
Un concierto se mide por sus canciones, puesta en escena, el lugar, relación público-artista, creatividad, sorpresas, momentos inolvidables y sensaciones atípicas. Coldplay sacó nota en todas las asignaturas en un 7 de septiembre muy difícil de olvidar cuando estos chicos han realizado posiblemente el mejor concierto en nuestro país, y uno de los mejores en lo que respecta al juicio de Million Miles of Music.
Viva la Vida, Coldplay y todos sus admiradores.
Sala 4.5 (La acústica del Palacio de los Deportes es muy buena, el pabellón estaba bastante acondicionado a pesar de la gran cantidad de personas que se dieron cita)
Público 4.5 (Entregados, ilusionados, respetuosos en su mayor medida, con ganas de pasárselo bien sin aguar la fiesta a los demás… hasta la fecha no he encontrado mejor audiencia que la de Coldplay)
Teloneros 3.5 (Albert Hammond JR ha sido una buena elección. Una música de gran calidad y mucho ánimo, aunque a la voz, como muchos guitarristas que pasan a cantantes, no es nada del otro mundo)
Setlist
Life In Technicolor
Violet Hill
Clocks
In My Place
Speed Of Sound
Cemeteries Of London
Chinese Sleep Chant
42
Fix You
Strawberry Swing
God Put Smile Upon Your Face + Talk (TECHNO)
Hardest Part (Chris Martin & piano)+Pieza piano
Viva la vida
Lost!
The Scientist (acustico)
Death Will Never Conquer
----------------------------
Politik
Lovers In
Death and All His Friends
-----------------------------
Yellow
2 comentarios:
pedazo de cronica tio!
por cierto, justo un año antes, estaba yo por allí tocando... bueno, en un sitio mas pekeñico...
me ha dado envidia y todo de no haber ido, exceptuando "clocks" k la odio con toda mi alma
Hey colegui, soy David. Sólo quería felicitarte por tu blog, agradecerte tu apoyo y reiterar todo lo que has dicho en tu crónica del pedazo concierto que tuvimos la oportunidad de vivir.
Viva La Vida, sobre todo si es en Technicolor :)
Un abrazo!
Publicar un comentario