La vida se gasta en problemas
Un drama que disemina con pequeños detalles la facilidad de perder el control de la propia vida, donde sus personajes están enteramente caracterizados gracias a la soberbia actuación de su reparto.
Tamara Jenkins, escritora y directora de esta película, demuestra que es una experta escribiendo sobre tragedias del ser humano y además las plasma perfectamente junto a su elenco de actores. The Savages es una historia de dos hermanos que han de lidiar con los últimos días de vida de su padre, pero todo ello viniendo de un pasado gris y distante entre los hijos (Laura Linney y Phillip Seymour Hoffman) y su padre (Philip Bosco). La estética enlaza perfectamente con la idea irónica del film, que a pesar de ser cómica, nos aproxima más a la lágrima que a la carcajada. Es un trabajo minuciosamente ordenado para convertirse en una imagen escrupulosamente natural, donde el patetismo del hombre se puede casi palpar, y donde a veces es mejor no mirar para así no resignarse a la triste verdad de que estamos hechos de una pasta que a veces es tarde para moldear.
No es un film que se base en un gráfico de altas y bajas emociones con una calma final, no es para nada así de simple. Este género está muy usado y es difícil no caer en la tentativa de ofrecer lo que el espectador quiere y no lo que uno mismo como escritor quiere expresar sin importarle el más mínimo como se sientan sus espectadores. Jenkins, como los buenos directores de cine, ha creado una decena de obras de arte en esta película pero que convergen en una obra definitiva y perfectamente pulida.
Linney ha hecho posiblemente el mejor papel de su carrera y Hoffman simplemente nos recuerda que es un actor de oscar, un profesional dinámico que nos hace mirarle a los ojos y nos pregunta “¿ves lo real que soy?”. Una autentica joya para aquellos que hayan tenido o bien vida, o en su defecto una familia.
Un drama que disemina con pequeños detalles la facilidad de perder el control de la propia vida, donde sus personajes están enteramente caracterizados gracias a la soberbia actuación de su reparto.
Tamara Jenkins, escritora y directora de esta película, demuestra que es una experta escribiendo sobre tragedias del ser humano y además las plasma perfectamente junto a su elenco de actores. The Savages es una historia de dos hermanos que han de lidiar con los últimos días de vida de su padre, pero todo ello viniendo de un pasado gris y distante entre los hijos (Laura Linney y Phillip Seymour Hoffman) y su padre (Philip Bosco). La estética enlaza perfectamente con la idea irónica del film, que a pesar de ser cómica, nos aproxima más a la lágrima que a la carcajada. Es un trabajo minuciosamente ordenado para convertirse en una imagen escrupulosamente natural, donde el patetismo del hombre se puede casi palpar, y donde a veces es mejor no mirar para así no resignarse a la triste verdad de que estamos hechos de una pasta que a veces es tarde para moldear.
No es un film que se base en un gráfico de altas y bajas emociones con una calma final, no es para nada así de simple. Este género está muy usado y es difícil no caer en la tentativa de ofrecer lo que el espectador quiere y no lo que uno mismo como escritor quiere expresar sin importarle el más mínimo como se sientan sus espectadores. Jenkins, como los buenos directores de cine, ha creado una decena de obras de arte en esta película pero que convergen en una obra definitiva y perfectamente pulida.
Linney ha hecho posiblemente el mejor papel de su carrera y Hoffman simplemente nos recuerda que es un actor de oscar, un profesional dinámico que nos hace mirarle a los ojos y nos pregunta “¿ves lo real que soy?”. Una autentica joya para aquellos que hayan tenido o bien vida, o en su defecto una familia.
Actualmente la ofrecen en la cartelera de nuestro país
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