jueves, 5 de febrero de 2009

El Intercambio (2008)

La perseverancia de una madre

Clint Eastwood se marca otra gran película profundamente dramática y lo que es más delicado, basado en una historia real. Angelina Jolie logra algo más que una apuesta fuerte para ser premiada en los Oscar: superar un reto personal y subir un escalón profesional.


El señor Eastwood, ese tipo duro criado en westerns y pistoleros, se ha convertido a si mismo en una figura referente a la hora de dirigir películas con un fuerte mensaje dramático. Conducida mediante la mecánica de un thriller propio de un maestro cineasta, El Intercambio (Changeling) cuenta la historia de
Christine Collins (Angelina Jolie), una mujer que busca desesperadamente a su hijo desaparecido en Los Ángeles. La agonía no está en la tragedia de una madre que pierde a su hijo, si no en la encerrona que la policía corrupta de la ciudad le crea a Collins para limpiar su mala imagen. Para ello le entregan un niño vagabundo haciendo pensar a todo el mundo que es su hijo aunque ella lo niegue.


Al rescate están los que conocían a su hijo verdadero y sobre todo Gustav Briegleb (John Malkovich) un reverendo que utiliza su influencia mediática para sacar a la luz los trapos sucios del departamento de policía. Con todo ello, Collins no deja de sufrir innumerables injusticias durante la práctica totalidad del film, surgidas principalmente por perjudicar a la policía y por su condición de mujer.


Como ya venía dicho al comienzo, el film pertenece al género del thriller, pero sería injusto destapar aquí los giros argumentativos que Eastwood acostumbra a dar en sus películas para que una cinta de casi dos horas y media no se convierta en una repetición o en un exceso de lágrimas, si no en una búsqueda y agonía del espectador en encontrar la solución del misterio, una sensación adictiva que pocos cineastas sacan de su público.


Los actores que participan en este proyecto saben que trabajan para una gran producción, una película con hambre de premios, reconocimiento, y sobre todo de hacer llegar un mensaje muy delicado y frágil. Pero quien se lleva la palma, como de costumbre, es la actriz principal. Jolie consigue enfrentarse al terror de la pérdida de un hijo y la injusticia en su papel como Christine Collins. No es un rol de constantes apariciones, ni de amplios diálogos, ni siquiera de exageradas expresividades. Jolie ha conseguido expresar mucho en poco espacio: primeros planos, gestos minúsculos, gran cantidad de sentimientos recogidos en una expresión facial o corporal, etc. La actriz parece estar realizando más su papel en su interior que en el exterior, buscando así una agonía casi real para así evitar la sobre actuación y simplemente mostrar en un breve gesto de su rostro la explosión de sensaciones con las que se debate en su interior.

Este es de los papeles que cambian a una actriz, y aunque Jolie ya era una de las grandes, resulta confortable verla de nuevo en este género teniendo en cuenta que venía de hacer una película de tiros. Pero, insisto, no es la repetición de su papel en Un Corazón Invencible, donde también busca a alguien muy cercano que ha desaparecido en extrañas circunstancias. El amor y dolor de madre no es el mismo que el de una esposa, y Jolie ha dejado clara esa diferencia con estas dos grandes películas.



1 comentario:

Reiko dijo...

hey primo! adivina kien soy? ;) no me imaginaba k tendrias un blog de cine XDD
el mio es de rol, exale un vistazo si kieres. 1 abrazo!

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